- Contando estrellas en el camino, mirando al cielo, pues tan hermosas eran para mi esas estrellas que hasta me mostraban mi destino. No hay musicalidad alguna, ni ciencia o religión, eran solo esas estrellas las que inundaban de pasión mi corazón.
Parado en el camino y bajo un árbol muy extenso me llegue a quedar dormido un largo tiempo, tal tiempo perdí en ello que al despertarme no supe reconocer ida ni vuelta, ni destino ni camino, ni identidad ni procedencia, no había para mi regreso alguno, estancado y conmovido, pues aquellas estrellas eran mis guías y ahora ya no significan nada. Mas, no sabia bien que hacer y a caminar me fui a poner, sin pensar rumbo alguno o destino al que llegar. Caminaba y caminaba y solo podía caminar, las estrellas me ignoraban, se burlaban, se reían al compás. Esa dulce melodía, en sinfonía, arrítmica en mi corazón, paro de golpe, sin sentido y a estacazos me mató.
Solo un trozo de carne, un simple animal salvaje quedó, en el bosque se perdió, pues ya no era un ser humano, sin cultura y religión, sin fe en sus estrellas, sin vida, sin razón. Ahora es parte de su mundo, ahora vive en su corazón, ya no quiere esas estrellas, y vacío y sin sentido guarda todo su temor.
Descansa ahora, y bajo aquel árbol al que eternamente cedió sus sueños, pereció...
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