lunes, 30 de noviembre de 2015

Un ligero escrito a hurtadillas.

- "Sigue las señales que encontraras en el camino."
Eso fue lo único que me dijo antes de irse, ese fue el único consejo que me dio, y así es que mi corazón desde entonces no para de alterarse.
- "¿Quiéres saber entonces cómo vivir?"
Era absurda la pregunta, mas... sí, yo necesitaba ese conocimiento. Obvio, jamas oí palabra alguna de ti que contuviera una respuesta. Luego me encuentras aquí, sentado en el banco, como de costumbre.
- "¿A caso no te he dicho ya que no debes perder el tiempo?"
Cierto es que me lo dijiste, cierto... pero el tiempo pasa y yo sigo como siempre, mi alrededor sigue igual, nada cambia, el tiempo corre y yo sigo estancado en este banco muerto de frío y, a su vez, harto de tanto calor.

Sabes, ahora no es nada fácil escribirte, se hace pesado manejar estas complejas letras, letras que constantemente brotaban de ti, y ahora que ha llegado mi turno, se vuelven lentas y pesadas. No sé si realmente me estés leyendo o simplemente pasando tus ojos sobre mi grafía, te sentiras molesto por aquello que hablaste sin pensar y ahora yo manejo a mi antojo, tu poesía se hizo mi penosa prosa bohemia. Concluyo por si quieres escribir algo más que toda esta sarta de verdades a medias, solo vine a desahogarme como suelo hacer cada vez que vengo a irrumpir en tu lienzo de versos incomprendidos, te dejo pues, que finalices mis escritos como solíamos hacer, tu, mi ligero soniquete consonante.

Y era tal lo absurdo en su mirada,
que prefiendo vivir en lo eterno,
alejó todo orgullo de su desconsolado pecho, y durmió.
Años pasaban por su lado,
oscuridad, soledad, desamparo...
mas él dormido seguía,
no hubo quién de su realidad lo volviera.
Y seguía en su pesado sueño,
pobre niño aislado desde pequeño,
el Mundo quiso mantenerlo en cuna,
en la Luna meciendo su silencio.
Años pues de esta leyenda,
un pequeño que de soñar vivía,
nidado en la Luna sonreía,
a todas las brillantes estrellas,
sin saber que de todas una de ellas
de nuevo lo traería de vuelta.



martes, 6 de octubre de 2015

Pensamientos de una obra incompleta.

Cómo decir que ya estoy más que acostumbrado a la monotonía del recuerdo, del sueño eterno entre melodías a ritmos desordenados por las calles, de historias fantásticas inacabadas... Cómo, pues, del olvido ha nacido una enorme ansiedad por repetirlo todo constantemente, aunque parezca absurdo, a ratos demasiado pesado, simplemente perdido. Y puedo concretar, a ojo únicamente, que no soy una persona muy común según parece, no al menos el tipo de persona que todos piensan en un principio, y aún así me siento demasiado familiar y al mismo tiempo un completo extranjero.

He aquí mi desdicha en todo, y no lo niego, pues creo saber que aunque la suerte siempre estuvo de mi lado en otras ocasiones el destino no hizo más que guiarme a ciegas a un avismo sin final, y yo, más teórico que práctico, dejandome caer cual peso pluma.
No vengo aquí a quejarme de mis desgracias, no son nada pues comparadas a las del resto, siquiera me importa ya lo que piensen de mí, tan solo tiro los pensamientos inútiles que un día me dió por conservar sin sentido ni razón en mi cabeza.Y no me es más grato decir que "el Mundo es color de rosa", o que "la vida con pasar de todo es mucho más sencilla", pues sería necio en querer cerrar mis ojos y hacer oidos sordos una vez más, o perder el tiempo recitando lírica a una Julieta imaginaria que nunca cede a que la visite en las noches de Luna llena.
De a poco escarmenté ya mucho, es pesado vivir en constante búcle sin motivo alguno, a veces parece no bastar con proponerse unos límites, simplemente meter estomago y soltar un "directo", un rugido ensordecedor que calle al público, a los actores, a todo el teatro, y dejar una escena incompleta en la obra.
No quiero perder el tiempo dando explicaciones sobre cómo me siento o qué es lo que pienso en estos momentos, me basta con tener yo mismo claras mis ideas, pues de sobra entendí antaño que nada va a servirme de apoyo o soporte, de guía o moral, nada pues, que me haga enderezar de nuevo todo aquello que hoy he dado por vencido.

No quería entonces reflexionar sobre nada en concreto, para ello me basto con mi insomnio, con mi caos y desorden, no, solamente me apetecía escribir un poco después de tanto tiempo, y matar así mis ganas de gritar en esta gran obra llamada Vida.

miércoles, 24 de diciembre de 2014

Ilusiones.

Ilusión, a dónde te has ido, por qué nunca puedes permanecer a mi lado, por qué decoras de blanco mis paredes, dejando a bicolor vacío todo a mi alrededor.
No es mucho pedir que te quedes conmigo, ¿no? Que no solo aparezcas y te vayas, que no te escurras entre mis dedos manchando mis sabanas de un interminable olor a olvido. Ella duerme siempre a mi lado, me acompaña en cada sueño que dejo aparcado en mi cama con la esperanza de que al despertar se quede ahí, que al volver cada noche permanezca ahí, pero ella desaparece.
Marchitas cada paso seguro que doy, y no son invenciones de un adolescente enamorado, simplemente he perdido todo aquello que una vez hizo palpitar este corazón, ocasionando graves accidentes geograficos, lanzandome a un mar de desesperación, de desilusión tal vez, y todo por no poder conservar ese momento juntos.
Una vez soñé contigo, de placeres forré mi piel y al contacto con la tuya se hizo fuego, quemó la primera vez, la segunda prendió, y al arder la tercera comprendí que no podía suceder una cuarta, lo nuestro se acabó, se hizo recuerdo y nada más. Desde aquel entonces, ilusión, no me digas que vuelva a cubrir mis espejos con corazones de vapor, que vuelva a cantarle a los días, que las flores ya se cansaron de que las arrancara de raíz, para luego suavemente una por una quitarle petalos al sonido del tambor; corazón, te estas dejando ir demasiado, hazme caso de una vez, te estas rompiendo tu solo, quedandote en pedazos, muriendote en un cuerpo sin razón.

Caprichos de estantería.

Son de esas cosas que se piden por pedir,
o tal vez que se regalan por regalar.
Son de esas cosas que deseas sin pensar,
que usas al momento para luego guardarlas,
que valoras unos segundos, su belleza, su cualidad, no más.
Son unas risas, unas lágrimas, un "te quiero",
son un "me acuerdo de ti", "te echo de menos",
un "adiós", incluso un "he vuelto".
Algunos esconden en si sentimientos de amor, pasiones,
otros un perdón, la culpa, una intención,
mientras los que yo digo son mera decoración, formalidad, interpretación.

lunes, 22 de diciembre de 2014

Tiempos de pasar.

Yo me río en la cara del tiempo,
me río en el tic toc,
me río por cada momento que me pierdo,
dormido tranquilo en el sillón.
Yo me río porque de no reírme no cabria en mí,
me río por no llorar de agotamiento,
me río una y mil veces en la cara del tiempo que perdí,
que pasa sin parar, sin preguntar, sin susurrar si es bienvenido o inoportuno,
el caso es que no deja nunca de pasar, de colarse quizás entre mis dedos,
entre mis arrugas y mi ceño fruncido,
entre las canas imaginarias de mi pelo castaño aún.
Tiempo, ¿Qué es lo que quieres de mí?
llevate pasajero, de paseo al orgullo,
que se quiere quedar atrás;
llevate también al pequeño, pirata de mis sueños,
que no hace más que llevarme de batallas a la mar;
llevate al callejero, perro viajero,
de aquellos lugares aún sin explorar.
Y así de madrugada poder ver de nuevo atardeceres,
y así a media noche poder escuchar cantar al ruiseñor,
tocando unas cuerdas al aire y cantando unas letras mudas,
como brisa de primavera en una invernal laguna.
Si no tienes paciencia conmigo,
quiero que quites de mi camino,
a cuantos mi corazón pueda amar,
y así cuando llegue mi juicio final,
¡Oh, tiempo! ¿Cuándo me vas a llevar?


domingo, 14 de diciembre de 2014

Nota de recuerdo.

Hoy te lo dedico a tí, como tantas otras veces, para que no te olvides de mí. Te dedico de nuevo estas letras, como muchas otras, para sacarte una sonrisa eterna, como aquello que siempre escribes, como aquello que nunca dices. Y como muchas otras cosas, para no quedar tan solo en el recuerdo y poder estar contigo como lo estoy ahora. Para no tener que pedirte a cada hora que sueñes tranquila, que yo te cuido. Y sin embargo estoy aquí, pidiendote que me prestes atención, que no te lo voy a volver a repetir, o quizás sí, qué decepción.

Eres una persona singular, no sé, eres una persona y no dos, aunque a veces se te podría poner perfectamente en plural. Eres pequeña como bien dije en su día (ayer mismo, creo), pero para que repetirme, lee lo otro primero. (...) Supongo que ya lo habrás leido, aunque conociendote ni caso, habrás seguido. Eres cabezona, para qué mentirte, si a veces parece que nada se te resiste, y no es así, prefieres caerte a arrepentirte. Guardas silencio, no, eso mismo no es tu don, mas debe correr el que en silencio te escuche, no vaya a ser que con él te enfurruñes. Que seguir diciendo a todo esto, eres mujer de pocas palabras y muchos gestos, aunque no lo pudiera parecer, más vale a veces darte un beso que escucharte una y otra vez. No me rio de tus bromas, a veces chulas, a veces toscas, mas cuando le das a la botella, salvese quien pueda, es mejor echarte a dormir, que verte una y otra vez cantar y reir, Dios, no hay quien pueda descansar junto a tí.

Una vez dicho todo esto, lo repito y lo confieso, y lo juro siempre en exceso: No hay vida mejor que vivirla contigo, unas risas, unos enfados, pero cariño, siempre me pasa de todo, de nuevo, contigo.

sábado, 13 de diciembre de 2014

Solo sé, que no lo sé con exactitud.

Existía en un mundo indiferente, en un espejo, en su anverso de cristal. Esperaba paciente a que me vieras, y sí, sé que ahí estabas después de todo, frente a mí.
No creí llegar a conocerte, no creí que te pudiera llegar a conocer como te conozco ahora. Eres grande, aun siendo bastante pequeña, a tamaño real te describiría yo; eres valiente de enfrentarte a las personas, carismática a la hora de tratar con las masas, dispuesta siempre que se necesita de tí. Todo cuanto sé de ello me abruma ahora, pienso que debí haberte conocido antes, quizás en mis sueños, a veces trato de no creer que fue en mis pesadillas, y me escondo de la vergüenza de sentirte como si estuvieras aquí a mi lado.

Lo que sienta o no qué importa ahora, aún me queda mucho por aprender de tí, de nosotros, o tal vez de lo que no llegamos a ser nunca, aquello que siempre está a medias, como deseando culminar, quizás en nuestro olvido, tal vez en el eterno recuerdo, o puede incluso que en nuestro día a día.
Tras escribir esto me siento más animado, no sé por qué, ¿Realmente te puedo querer tanto? ¿Realmente puedo decir que no estoy de nuevo soñando?
Solo sé, que no lo sé con exactitud.

Consigo mantenerme a flote y sin rumbo, pues igualmente me encuentro más estable así, vagando sin sentido, a perderme de nuevo en tí. Encontrarme debería ser tu tarea, me pierdes tu, ¿No pensarías a caso que también me tocaría encontrarme a mí?
No intentas descentrarme, no intentas manipularme cual maniquí, pero y qué, de vuelta sigo siendo tu muñeco, no menos que un Pinocho, no más que un Cascanueces. Y aquí estoy ahora, sentado esperando yo por tí, es seguro que no vengas, siquiera te he llamado, pero y qué, sigo siendo un exclavo, a medias siempre, de tí.