Yo me río en la cara del tiempo,
me río en el tic toc,
me río por cada momento que me pierdo,
dormido tranquilo en el sillón.
Yo me río porque de no reírme no cabria en mí,
me río por no llorar de agotamiento,
me río una y mil veces en la cara del tiempo que perdí,
que pasa sin parar, sin preguntar, sin susurrar si es bienvenido o inoportuno,
el caso es que no deja nunca de pasar, de colarse quizás entre mis dedos,
entre mis arrugas y mi ceño fruncido,
entre las canas imaginarias de mi pelo castaño aún.
Tiempo, ¿Qué es lo que quieres de mí?
llevate pasajero, de paseo al orgullo,
que se quiere quedar atrás;
llevate también al pequeño, pirata de mis sueños,
que no hace más que llevarme de batallas a la mar;
llevate al callejero, perro viajero,
de aquellos lugares aún sin explorar.
Y así de madrugada poder ver de nuevo atardeceres,
y así a media noche poder escuchar cantar al ruiseñor,
tocando unas cuerdas al aire y cantando unas letras mudas,
como brisa de primavera en una invernal laguna.
Si no tienes paciencia conmigo,
quiero que quites de mi camino,
a cuantos mi corazón pueda amar,
y así cuando llegue mi juicio final,
¡Oh, tiempo! ¿Cuándo me vas a llevar?
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