miércoles, 24 de diciembre de 2014

Ilusiones.

Ilusión, a dónde te has ido, por qué nunca puedes permanecer a mi lado, por qué decoras de blanco mis paredes, dejando a bicolor vacío todo a mi alrededor.
No es mucho pedir que te quedes conmigo, ¿no? Que no solo aparezcas y te vayas, que no te escurras entre mis dedos manchando mis sabanas de un interminable olor a olvido. Ella duerme siempre a mi lado, me acompaña en cada sueño que dejo aparcado en mi cama con la esperanza de que al despertar se quede ahí, que al volver cada noche permanezca ahí, pero ella desaparece.
Marchitas cada paso seguro que doy, y no son invenciones de un adolescente enamorado, simplemente he perdido todo aquello que una vez hizo palpitar este corazón, ocasionando graves accidentes geograficos, lanzandome a un mar de desesperación, de desilusión tal vez, y todo por no poder conservar ese momento juntos.
Una vez soñé contigo, de placeres forré mi piel y al contacto con la tuya se hizo fuego, quemó la primera vez, la segunda prendió, y al arder la tercera comprendí que no podía suceder una cuarta, lo nuestro se acabó, se hizo recuerdo y nada más. Desde aquel entonces, ilusión, no me digas que vuelva a cubrir mis espejos con corazones de vapor, que vuelva a cantarle a los días, que las flores ya se cansaron de que las arrancara de raíz, para luego suavemente una por una quitarle petalos al sonido del tambor; corazón, te estas dejando ir demasiado, hazme caso de una vez, te estas rompiendo tu solo, quedandote en pedazos, muriendote en un cuerpo sin razón.

No hay comentarios:

Publicar un comentario