domingo, 14 de diciembre de 2014

Nota de recuerdo.

Hoy te lo dedico a tí, como tantas otras veces, para que no te olvides de mí. Te dedico de nuevo estas letras, como muchas otras, para sacarte una sonrisa eterna, como aquello que siempre escribes, como aquello que nunca dices. Y como muchas otras cosas, para no quedar tan solo en el recuerdo y poder estar contigo como lo estoy ahora. Para no tener que pedirte a cada hora que sueñes tranquila, que yo te cuido. Y sin embargo estoy aquí, pidiendote que me prestes atención, que no te lo voy a volver a repetir, o quizás sí, qué decepción.

Eres una persona singular, no sé, eres una persona y no dos, aunque a veces se te podría poner perfectamente en plural. Eres pequeña como bien dije en su día (ayer mismo, creo), pero para que repetirme, lee lo otro primero. (...) Supongo que ya lo habrás leido, aunque conociendote ni caso, habrás seguido. Eres cabezona, para qué mentirte, si a veces parece que nada se te resiste, y no es así, prefieres caerte a arrepentirte. Guardas silencio, no, eso mismo no es tu don, mas debe correr el que en silencio te escuche, no vaya a ser que con él te enfurruñes. Que seguir diciendo a todo esto, eres mujer de pocas palabras y muchos gestos, aunque no lo pudiera parecer, más vale a veces darte un beso que escucharte una y otra vez. No me rio de tus bromas, a veces chulas, a veces toscas, mas cuando le das a la botella, salvese quien pueda, es mejor echarte a dormir, que verte una y otra vez cantar y reir, Dios, no hay quien pueda descansar junto a tí.

Una vez dicho todo esto, lo repito y lo confieso, y lo juro siempre en exceso: No hay vida mejor que vivirla contigo, unas risas, unos enfados, pero cariño, siempre me pasa de todo, de nuevo, contigo.

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